Déjame robarte el aire
de cada palabra
que sea tu boca mía,
acariciarte.
Déjame ser tu camisa
para ir pegada a tí
piel con piel,
acariciarte.
Déjame ser el mar
llegar a tí, colándome
entre la arena y tus pies
acariciarte.
Déjame parar el tiempo
romperme contra tu cuerpo
marcarte a fuego,
y amarte.
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Déjame ser el mar
ResponderEliminarque acaricie en tus orillas médanos y algaidas,
la cálida humedad
en los bajíos y, sobre las ardientes playas,
cadencia líquida; por cantiles y ensenadas,
déjame ser el mar.
Déjame deslizar
lenguas de espuma que desafíen la marea,
desde el púdico albar
en las colinas, hasta las orgullosas peñas
de malva coronadas, yacente en las arenas,
déjame ser el mar.
Déjame respirar
el aroma litoral de tu blanda marisma,
lamer, del delta algal,
el sabor de la bruma, la esencia que subliman
las aguas confluentes. Varado en tu bahía,
déjame ser el mar,
y salpicar con anhelo en los relieves,
murmurando, déjame ser el mar, déjame
ser el mar…
DAVID GARCIA HERRERO
Primer Premio y Mención destacada del Jurado en el el II Certamen de Poesía "Libros radiales" de "La librería mediática", Venezuela 2005
Hay quienes hacen magia con las palabras... esos son los poetas, que envuelven los sentimientos de una forma tan grácil que te hacen tocar lo bello.
ResponderEliminarGracias por este poema y por tu visita